Nada como este cuadro de Ivana Kobilca (La bebedora de café-1888) permite reflejar mejor la estrecha y fecunda relación que café y arte han sostenido a lo largo del tiempo entre nosotros. Pintor, músico, escritor y, ahora también, barista, el ser humano ha encontrado suficientes motivos para asociar su genio creativo y creador a tan artística bebida.
Sobran los ejemplos.

 

Café y escritor

Ya sea por su inspirador aroma o por su capacidad para estimular los sentidos, el café juega un papel relevante en los procesos de creación literaria:

  • Cuentan las buenas lenguas que Honoré de Balzac se tomaba al día unas cincuenta tazas de café bien cargado y, a falta de bebida, masticaba directamente los granos.
  • La pasión que despertaba el café en Goethe llevó al poeta a animar a un científico amigo suyo a analizar sus propiedades. Fruto de estas investigaciones se produjo el descubrimiento de la cafeína.
  • En España, el vocablo café ha trascendido su natural significado para cambiar de contenido a continente. Y es en este café-lugar donde se han escenificado multitud de historias relacionadas con la literatura: de Larra a Delibes, pasando por Baroja, Gómez de la Serna, Gil de Biedma o Umbral, una interminable relación de autores eligió la mesa de un café para escribir.

Café y pintor

Aunque tal vez la relación no haya resultado creativamente tan fecunda como en el ámbito literario, lo cierto es que se encuentran también sólidos nexos entre el café y la plasmación final de un lienzo:

  • El germen de la célebre escuela pictórica impresionista francesa (Monet, Manet, Renoir,...) surge de sus reuniones en el Café Guerbois de París, donde deciden crear un foro de exposición alternativo a los oficiales en el que poder mostrar sus obras todos los artistas independientes.
  • Son varios los creadores que han elegido realizar sus composiciones utilizando el café en su paleta en lugar de otro tipo de pinturas tradicionales. Con una intensidad y profundidad de matiz inigualables, se obtienen obras monocromáticas marrones a las que suelen añadirse ligeras variaciones de color mezclando acuarela o tinta con el café. Otras veces, se aplica sobre una base previamente realizada con otras técnicas:

 
Café y barista

Por último, citar a una nueva generación de artistas surgidos directamente de la concepción del café como arte. El barista no es un creador que aprovecha el estímulo de esta bebida para realizar su obra sino que la misma surge al aplicar su capacidad creativa al proceso de elaboración del café.

Su experiencia teórica y práctica le capacita tanto para distinguir los diferentes tipos de café como para su perfecta preparación gustativa y estética. Esta última faceta, utilizando la leche como pintura y el café como lienzo, ha sido desarrollada por algunos profesionales baristas hasta alcanzar cotas inimaginables.

 

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